Eduardo Doménech Martínez

Socio de Honor de la SCP


En este número 3 del volumen 46 de Canarias Pediátrica1 tenemos la oportunidad de tomarle el pulso al de nuestra querida Sociedad, merced al artículo bibliométrico de los doctores Víctor M. García estado Nieto, Margarita Monge y Teresa Moraleda, que han analizado los resúmenes de las comunicaciones presentadas en ocho reuniones Anuales de las Sociedades Canarias de Pediatría (1992, 1998, 2001, 2006, 2011, 2015, 2018 y 2022).

Este es el primer estudio bibliométrico que se publica en nuestra revista y sin lugar a dudas periódicamente deberían hacerse en el futuro más estudios como este para seguir tomándole el pulso a la actividad científica pediátrica que se desarrolle en Canarias. La bibliometría pretende cuantificar la actividad científica mediante diversos indicadores que informan sobre aspectos sociales de la ciencia, relacionados con la producción, transmisión, consumo y repercusión de la información, y resultan útiles, por lo tanto, en la evaluación de revistas, autores y grupos de trabajo.

Los autores exponen acertadamente los criterios utilizados para centrarse en estas ocho reuniones que no tenían un tema propio del Congreso, y recogen, además del año, el número de autores, el tema del resumen según la especialidad y el lugar de trabajo de los autores, con lo que podemos analizar la actividad científica desarrollada sobre todo en los hospitales y presentadas en su mayor parte por los MIR de Pediatría.

En este estudio se ha cuantificado el número de comunicaciones presentadas en los Congresos a través de los resúmenes publicados en Canarias Pediátrica, y por ende no se puede profundizar en la calidad de la actividad científica desarrollada que precisaría de otros instrumentos utilizados en los estudios bibliométricos2-5.

El análisis de las citas fue impulsado por Raisig4 y se basa en un modelo teórico según el cual se supone que cada artículo publicado debería recibir una cita al año4,5. Sin embargo, este modelo se cumple en raras ocasiones, pues el 35 % de los artículos publicados nunca se cita, el 49 % recibe una cita al año y el 16 % recibe más de una cita al año4. Aunque el índice de impacto es el indicador bibliométrico más conocido, es probablemente el peor utilizado6. El índice de impacto en revistas del Journal Citation Reports (JCR) o factor de impacto (cociente entre las citas recibidas en un año determinado por una revista, a sus trabajos de los dos años previos, y el número de trabajos publicados por dicha revista en esos dos años) representa la repercusión media de la revista, pero no la de cualquier artículo de esta. En este sentido, el fundador del JCR, reitera que el factor de impacto es una herramienta que sólo resulta útil para la clasificación y evaluación de revistas, lamentando el uso tan inapropiado que se está haciendo de este indicador en evaluación de publicaciones y de curricula individuales7.

La calidad de una investigación es indicativa de lo bien realizada que está la investigación, tanto por el conocimiento que aporta o por su corrección metodológica como por la originalidad de su diseño o la novedad de su hipótesis. Sin embargo, la calidad científica no es un concepto absoluto, de forma que necesariamente requiere ser valorada por expertos, con el riesgo de sesgo que puedan introducir los evaluadores. La relevancia científica es una cualidad que se refiere a la influencia que la investigación tiene o puede tener para el avance del conocimiento científico3. La relevancia de la investigación se refiere a la posible repercusión sobre los problemas de salud y la práctica clínica, en sus aspectos preventivos, diagnósticos y terapéuticos. El problema radica en que el conocimiento de la relevancia requiere el paso del tiempo, en función de la demora con la que un avance científico se introduce y generaliza convenientemente en la práctica clínica y sanitaria3.

Sólo es posible conocer el índice de impacto de un autor a partir de las citas que realmente han recibido sus trabajos, y que se recopilan en el Science Citation Index3. De hecho, se ha demostrado que existe una baja correlación individual entre las citas que reciben los autores y las revistas donde publican sus trabajos. Se ha comprobado que tanto los autores muy citados como los poco citados obtienen sus citas con independencia de las revistas donde publican8, por lo que cuando autores prestigiosos realizan contribuciones de relevancia no tiene tanta importancia la revista donde publiquen, ya que sus aportaciones serán seguidas y debidamente reconocidas.

He creído conveniente hacer referencia a estos análisis bibliométricos porque muchos pediatras de mi generación sufrimos la “impactolatría”3 y nos dedicamos a intentar publicar nuestros trabajos en las revistas con mayor factor de impacto2,9, dejando como una segunda opción a las revistas médicas españolas, tendencia que se ha hecho mayor en posteriores generaciones, y ello puede haber influido en alguno de los hallazgos obtenidos en este estudio.

Como cabía esperar el 82,7 % de los trabajos fueron firmados por miembros de los tres principales servicios de pediatría del Archipiélago (Tabla III), y los temas tratados en cada uno de ellos, lo que nos permite deducir cuales eran las especialidades que estaban más desarrolladas científicamente en cada uno de ellos, aunque también habría que matizarlo por número de camas, consultas y plantilla. Como señalan los autores la mayor parte de las comunicaciones las prepararon los médicos residentes, pero el estímulo para su realización debe haber estado en relación con la influencia y la capacidad de persuasión de los miembros referentes de cada plantilla hospitalaria1.

Me ha parecido interesante comparar la temática tratada en los congresos analizados1 con la de los artículos originales publicados en Anales de Pediatría en 200110 (Tabla 1), y obviamente aunque no se pueden comparar cuantitativamente, sí nos permite observar que las temáticas tienen cierto paralelismo pero llama la atención que en Anales de Pediatría en 2001 no se hayan publicado artículos originales sobre neurología, oncología y nutrición, y en ese mismo año en el Congreso de la SCP la nutrición y la oncología fueron los temas más frecuentes junto con la neonatología. Tampoco existieron publicaciones en Anales, ese año, sobre urgencias, odontología, cardiología y pediatría social, siendo llamativa la discrepancia sobre la temática de urgencias, y la explicación puede ser por la diferente naturaleza de una comunicación y un artículo original. El caso de la odontología lo explican los autores porque en 1998 hubo una mesa redonda sobre este tema1. La pediatría social siempre fue un tema arraigado sobre todo en el Hospital Nuestra Señora de Candelaria, pero con el paso de los años ha perdido empuje a nivel nacional.

Tabla 1. Comparativa entre especialidades o temáticas más frecuentes en las comunicaciones presentadas en los ocho Congresos de la Sociedad Canaria de Pediatría1 y los artículos publicados en Anales de Pediatría en 2001 9

 

Este artículo nos ha permitido analizar la actividad científica pediátrica desarrollada en Canarias y comunicada en los Congresos de nuestra SCP, y es gratificante observar su pujanza, puesta de relieve por el incremento del número de comunicaciones en el periodo 2011-2022 respecto al anterior (1992-2006), y como la temática se ha adaptado a las nuevas patologías. Las diferencias entre los hospitales y en su propia evolución con el paso de los años está relacionada con los cambios experimentados en las plantillas (jubilaciones y nuevas incorporaciones), aunque se aprecia la impronta de los pediatras “referentes”.

A la vista de los resultados considero también que se han puesto de relieve algunos puntos a mejorar, como son la escasa aportación de los Centros de Salud y los pocos estudios colaborativos, que creo deben propiciarse para poder luego publicarlos como artículos originales, así como incrementar la colaboración entre Hospitales y Centros de Salud.

Por todo ello, considero un gran acierto este artículo que nos ha dado una visión panorámica de lo realizado en los últimos 30 años y creo interesante repetirlo cada 5-10 años, lo que debe ayudar a planificar la investigación en nuestra Comunidad.

Bibliografía

  1. García Nieto VM, Monge Zamorano M, Moraleda Mesa T. Evolución de las características y contenidos de los resúmenes de las presentaciones realizadas en ocho Reuniones Anuales de las Sociedades Canarias de Pediatría celebradas en los últimos treinta años. Estudio bibliométric Canarias Pediatr 2022; 46:306-313
  2. González de Dios J, Alonso-Arroyo A, AleixandreBenavent R. Medio siglo de Anales de Pediatría. Evolución de sus principales indicadores bibliométricos en las bases de datos internacionales Web of Science y Scopus. An Pediatr (Barc) 2019; 90:194.e1-211.el
  3. Garcia Río F. Evaluación de la actividad científica de Anales Españoles de Pediatría. An Esp Pediatr 2002; 57:107-109
  4. Raisig Mathematical evaluation of the scientific serial. Science 1960; 131:1417-1419
  5. López Piñero JM, Terrada Los indicadores bibliométricos y la evaluación de la actividad médico-científica (II). La comunicación científica en las distintas áreas de las ciencias médicas. Med Clin (Barc) 1992; 98:101-169
  6. García Río F. Estrategias para una búsqueda bibliográfica eficient Bibliometría. Valoración crítica. Arch Bronconeumol 1999; 35(Suppl 1):27-30
  7. Garfield How can impact factors be improved? BMJ 1996; 313:411-413
  8. Seglen PO. How representative is the journal impact factor? Research Evaluation 1992; 2:143-149
  9. González Alcaide G, Valderrama Zurián JC, Aleixandre Benavent R, González de Dios J. La investigación pediátrica española en Anales de Pediatría: grupos y ámbitos temáticos (2003-2009). An Pediatr (Barc) 2011; 74:239-254
  10. González de Dios J. Anales Españoles de Pediatría 2001: evolución de los indicadores bibliométricos de calidad científic An Esp Pediatr 2002;57(2):141-51