Víctor M. García Nieto

Director de Canarias Pediátrica

Canarias Pediátrica es una revista que va a cumplir medio siglo de presencia en las bibliotecas y ordenadores de los pediatras canarios. En realidad, nació en 1967 con otro nombre (Boletín de la Sociedad Canaria de Pediatría), pero a principios de los años 80 del pasado siglo dejó de existir durante casi una década. Ciertamente, el volumen que se inicia con este Editorial es el 48. Dicho esto, expliquemos que si volviera a dejar de existir, pocas personas la echarían en falta. En tercer lugar, es una publicación con un marcado acento de dedicación a las humanidades y a la historia de la pediatría de las islas. Es la única forma de tener un cierto aire característico. A partir de lo enunciado, es permisible redactar un Editorial poco habitual. Las grandes revistas se dedican a comentar los grandes temas de la actualidad. En nuestro caso, vamos a escribir sobre un aspecto menos tradicional pero, seguramente, necesario. Me refiero a la formación continuada en medicina realizada a partir de textos de divulgación primordiales.
Viene a cuento esta introducción porque el demencial sistema de jubilación español que considera como argumento decisorio por algo tan insustancial como la edad y no por los conocimientos y la experiencia adquiridos, dificulta estar al día en muchos aspectos de las nuevas adquisiciones médicas. Es aquí, donde es reconfortante la lectura de algunos magníficos textos de divulgación escritos en los últimos años.
Desde joven, siendo alumno de la Facultad de Medicina, me enamoraron la Historia de Saint Michele escrita por el médico sueco Axel Munthe y el libro Cazadores de microbios cuyo autor fue el médico estadounidense Paul de Kruif. Después, vendrían muchos textos de Don Santiago Ramón y Cajal y los de mi maestro “en la distancia” Don Gregorio Marañón. Tampoco se deben dejar atrás otros grandes libros como El siglo de los cirujanos de Jürgen Thorwald, Elogio de la imperfección de Rita Levi-Montalcini y Peste & cólera de Patrick Deville. Éste último, versa sobre la vida del médico Alexandre Yersin que dejó “la tranquilidad” del Instituto Pasteur para trabajar en el Sudeste asiático y dedicarse a estudiar, entre otras cosas, el bacilo causante de la peste bubónica.
Siddhartha Mukherjee es un médico oncólogo de origen hindú profesor de la Universidad de Columbia. Su libro El gen. Una historia personal, traducido al español en 2017 recoge todas las vicisitudes transcurridas durante más de un siglo hasta llegar a entrar en la intimidad del gen. Los descubrimientos de Mendel, Darwin, De Vries, Franklin, Watson y Severo Ochoa, por ejemplo, son contados como si de una buena novela se tratara, hasta llegar a los conocimientos actuales y la terapia génica. Mas reciente es el espléndido La armonía de las células. Una exploración de la medicina y del nuevo ser humano (editado en España en 2023). El conocimiento progresivo de la estructra y función de las células es apasionante. Desde la identificación de la célula por Robert Hooke en el siglo XVII, el autor repasa las adquisiciones de Malpighi, Virchow, Palade y otros tantos autores… Es de remarcar la notable puesta al día que el autor realiza sobre la función de las distintas células involucradas en la respuesta inmune. Una delicia para el lector.
El divulgador e historiador Walter Isaacson ha escrito El código de la vida. Jennifer Doudna, la edición genética y el futuro de la especie humana (traducido en 2021). Junto a Emmanuelle Charpentier, Jennifer A. Doudna recibió el Premio Nobel de Química 2020 por el desarrollo de un método para la edición del genoma, una de las herramientas más ingeniosas de la tecnología genética que permite realizar cambios específicos y precisos en el ADN contenido en las células vivas. Son las denominadas “tijeras genéticas” CRISPR/Cas9. Esta tecnología ha tenido un impacto revolucionario en las ciencias, está contribuyendo al desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer y puede hacer realidad el sueño de curar enfermedades hereditarias. En la presentación del premio se escribió que las “tijeras genéticas” CRISPR fueron halladas por pura casualidad. Es una pena que su verdadero descubridor, el artífice “de la pura casualidad”, el científico español Francisco Mojica, no haya sido reconocido internacionalmente tal y como se merece. Las casualidades existen parcialmente en medicina; hay que estar preparado para comprender el significado de lo que se ofrece ante los ojos del investigador y que lo descubierto pase de ser casual a ser reconocido como una primicia por parte del científico. La historia “apasionante” de ese descubrimiento está muy bien narrada por el autor y contribuye a su acercamiento a los profanos en estos temas.

El matrimonio compuesto por Özlem Türeci y Ugur Sahin con la colaboración de Joe Miller han descrito con todo detalle las vicisitudes que tuvieron que salvar para crear con presteza una vacuna eficaz para evitar la infección causada por el virus SARS-CoV-2 (La vacuna. La carrera para desarrollar una vacuna contra la COVID-19; editado en español en 2022). Se trata de una nueva forma de favorecer la respuesta inmune basada en el ARN mensajero. Precisamente, el Premio de Nobel de Medicina o Fisiología 2023 fue concedido a la húngara Katalin Karikó y al estadounidense Drew Weissman por sus descubrimientos que fueron fundamentales para desarrollar las vacunas basadas en el ARN mensajero que han mostrado su eficacia contra la COVID-19.

El último libro que quiero comentar es Cuerpos extraños escrito por el historiador inglés Sir Simon Schama (traducido en 2024). Con sumo detalle, el autor ha escrito un libro de 500 páginas en el que cuenta la historia de los “cazadores” de microbios y virus implicados en el estudio de las causas y el intento de control efectivo de tres enfermedades aterradoras, a saber, la viruela, el cólera y la peste. Personajes y benefactores de la humanidad como Lady Mary Wortley Montagu, Robert Sutton, Angelo Gatti, Wiliam Watson (viruela), Adrien Proust, Robert Koch, Waldemar Haffkine (cólera), James Lowson y Alexandre Yersin (peste), por ejemplo, pasan por las páginas de un libro muy ameno y plagado de minuciosas explicaciones sobre el descubrimiento del origen y las características contagiosas propias de esas tres entidades que han sido la causa de una altísima mortalidad de muchos seres humanos, especialmente, en el pasado distante.

La lectura de estos libros y de otros más no mencionados, es una fuente importante de conocimientos que puede y debe ser complementaria de otros medios de formación continuada más tradicionales como los cursos y congresos.

Si algún hipotético e improbable lector de este texto se acerca a alguno de los mencionados en este Editorial, me sentiría muy honrado.