Hablar de salud mental en la adolescencia ya no es un lujo ni un tabú: es una necesidad urgente. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada siete jóvenes entre 10 y 19 años padece algún tipo de trastorno mental, lo que representa el 15 % de la carga mundial de enfermedad en este grupo de edad.

La adolescencia es una etapa de cambios profundos: físicos, emocionales, sociales y cognitivos. Pero cuando esos cambios vienen acompañados de presiones excesivas, falta de apoyo o situaciones adversas, el riesgo para su salud mental aumenta.

¿Qué está afectando hoy a nuestros adolescentes?

Los factores que influyen en la salud mental de los adolescentes son múltiples y, en muchos casos, acumulativos. A mayor número de factores de riesgo, mayor es la probabilidad de desarrollar un problema emocional o conductual. Algunos de estos factores son:

  • Presión académica: expectativa de tener calificaciones perfectas para acceder a estudios exigentes.

  • Sobrecarga de actividades extraescolares: deportes, música, danza… sumados al horario escolar, dejan poco espacio para el descanso y el juego libre.

  • Acoso escolar y ciberacoso: cada vez más presentes y con consecuencias profundas.

  • Exposición constante a noticias alarmantes: pandemia, guerras, catástrofes naturales, migraciones forzosas… Estas informaciones, a menudo sin filtros, llegan directamente a sus móviles, generando miedo, ansiedad y una sensación de impotencia.

  • Discriminación por razones de raza, cuerpo, género, religión, orientación sexual o discapacidad.

  • Inseguridad económica en el entorno familiar: falta de recursos para cubrir necesidades básicas, participar en actividades escolares o sociales, o acceder a apoyos profesionales.

¿Cómo detectar si un adolescente está teniendo dificultades emocionales?

A veces los cambios emocionales propios de la adolescencia pueden confundirse con señales de alerta. Por eso es importante observar con atención sostenida y no juzgar de forma inmediata. Algunas señales que pueden indicar que algo no va bien son:

  • Irritabilidad constante, llanto o arrebatos de ira sin motivo aparente

  • Cambios en el sueño o el apetito

  • Abandono de actividades que antes disfrutaba

  • Aislamiento social o cancelación repentina de planes con amigos

  • Bajón académico inesperado, especialmente en materias que solía disfrutar

  • Pensamientos repetitivos o preocupación excesiva

  • Cambio radical en su grupo de amigos

  • Conductas de riesgo, consumo de sustancias, autolesiones o comportamientos sexuales no habituales

  • Obsesión con un objetivo como única fuente de valor personal

Un solo síntoma no implica necesariamente un problema grave. Pero la persistencia de varias señales o un cambio muy brusco en la conducta sí debe encender las alarmas.

Cómo hablar con tu hijo o hija sobre su salud mental

Muchos adolescentes evitan hablar de lo que les preocupa por miedo, vergüenza o por creer que no serán comprendidos. Aquí algunos consejos para abrir esa conversación:

  1. Crea un espacio seguro donde sepan que pueden hablar sin ser juzgados.

  2. Haz preguntas desde la observación, no desde la acusación. Por ejemplo: “He notado que ya no quieres salir con tus amigos. ¿Hay algo que te esté haciendo sentir mal?”

  3. Escucha más de lo que hablas y valida sus emociones, aunque no las entiendas del todo.

  4. Evita restar importancia: frases como “eso no es para tanto” o “en mis tiempos…” solo alejan.

  5. Acepta los silencios y ofrece volver a hablar más adelante.

  6. Recuerda que el estigma sigue existiendo: muchos jóvenes temen ser “etiquetados” si hablan de cómo se sienten.

¿Cuáles son los trastornos más frecuentes en la adolescencia?

  • TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad)

  • Ansiedad generalizada y ataques de pánico

  • Depresión (en adolescentes puede manifestarse como ira o irritabilidad, más que tristeza)

  • Trastornos de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia, atracones)

  • Autolesiones no suicidas (como cortes o quemaduras, muchas veces ocultos)

  • Consumo de sustancias como forma de evasión emocional

¿Y si sospecho que consume alcohol o drogas?

El consumo de sustancias en la adolescencia no siempre es visible al principio. Muchas veces se da como intento de calmar un malestar interno. Hablar abiertamente sobre el consumo, sin juzgar, es el primer paso. Buscar orientación profesional lo antes posible es fundamental, sobre todo si se combina con síntomas de salud mental.

¿Qué rol juegan las redes sociales?

Más del 90 % de los adolescentes usa varias plataformas sociales, y más del 60 % lo hace a diario. Aunque pueden ser espacios de conexión y creatividad, también están asociadas con problemas de autoestima, comparación constante y exposición al acoso. Establecer límites saludables y mantener conversaciones abiertas sobre su uso es clave.

¿Qué pueden hacer las familias para promover la salud mental?

La salud mental no solo se protege en la consulta médica, también se construye en el día a día familiar. Algunas prácticas clave:

  • Dedicar tiempo individual a cada hijo e hija

  • Crear rutinas que incluyan juego, descanso y ocio no estructurado

  • Mostrar afecto abiertamente

  • Alabar lo que hacen bien y evitar descalificaciones

  • Fomentar relaciones sociales positivas y espacios de expresión creativa

  • Acompañar con actitud alegre, activa y empática

En resumen: un decálogo para madres, padres y cuidadores

  1. Corregir sin regañar constantemente

  2. No llenar sus días de actividades

  3. Dedicar un rato de atención exclusiva

  4. Hacer planes familiares

  5. Fomentar lo que les gusta

  6. Ser un modelo positivo y alegre

  7. Demostrar cariño con gestos y palabras

  8. Reconocer lo bueno que hacen

  9. Aceptar nuestros propios errores como adultos

  10. Hacerles saber que siempre estaremos ahí, pase lo que pase

¿Cuándo consultar a un profesional?

Si observas cambios importantes o persistentes en tu hijo o hija, acudir al pediatra es un primer paso fundamental. Puede orientar, acompañar y derivar, si es necesario, a los servicios de salud mental infanto-juvenil.