La AEP actualiza sus recomendaciones sobre el uso de pantallas en la infancia y adolescencia
La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha revisado y actualizado sus recomendaciones sobre el uso de pantallas en niños y adolescentes, basándose en la nueva evidencia científica acumulada durante el último año. Esta actualización se publicará en la revista Anales de Pediatría y en la web del Plan Digital Familiar de la AEP.
¿Qué cambia con respecto a las anteriores recomendaciones?
Una de las principales novedades es el aumento de la edad recomendada para evitar la exposición a pantallas: “de los 2 a los 6 años”. La nueva evidencia confirma que no existe un tiempo de uso seguro en niños menores de 6 años, salvo para actividades concretas y bajo supervisión adulta (como una videollamada para contar un cuento).
Principales impactos del uso excesivo de pantallas
La evidencia muestra efectos negativos en distintas áreas del desarrollo infantil:
1. Sueño
El uso de pantallas antes de dormir afecta la calidad y cantidad de sueño: se retrasa la hora de acostarse, disminuye la secreción de melatonina y se altera el ciclo circadiano. Esto repercute en somnolencia diurna, cambios de humor, baja autoestima y desarrollo cerebral alterado.
2. Alimentación
Ver pantallas durante las comidas está asociado a una dieta menos saludable, con mayor consumo de alimentos ultraprocesados y aumento del riesgo de sobrepeso y obesidad.
3. Actividad física
Cuanto más tiempo frente a pantallas, menos actividad física. Limitar su uso favorece que los niños se muevan más, algo fundamental para su salud.
4. Riesgo cardiovascular
El sedentarismo asociado al uso excesivo de dispositivos está vinculado al síndrome metabólico, mientras que reducir el tiempo de pantalla mejora indicadores como la presión arterial y el colesterol HDL.
5. Salud visual y postural
El uso continuado de pantallas provoca fatiga visual, sequedad ocular, miopía progresiva, dolor cervical y de cabeza, especialmente en niños y adolescentes.
6. Volumen cerebral
Estudios recientes vinculan el uso excesivo de dispositivos con una disminución del grosor de la corteza cerebral en regiones relacionadas con la atención, la memoria y la regulación emocional.
La influencia del entorno familiar
La evidencia muestra que el tiempo que los padres pasan con el móvil o la tablet influye directamente en el tiempo que los hijos están expuestos a pantallas. Esto se observa especialmente durante las comidas y en el dormitorio. Además, los niños pueden expresar su malestar por la falta de atención mediante rabietas o problemas de conducta.
En niños de 1 a 4 años, el uso de dispositivos para calmar o entretener puede dificultar el desarrollo de habilidades de autorregulación emocional, generando dependencia de las pantallas para gestionar sus emociones.
Adolescencia y desarrollo cerebral
Durante la adolescencia se completa la maduración del sistema límbico y la corteza cerebral. El exceso de estímulos digitales interfiere con este proceso:
- Aumenta la búsqueda de gratificación inmediata.
- Disminuye la atención sostenida y la memoria de trabajo.
- Favorece la multitarea, lo que puede provocar más distracciones y menor rendimiento cognitivo.
Recomendaciones por edad actualizadas por la AEP
0 a 6 años:
- Evitar el uso de pantallas.
- Solo se permite, con supervisión adulta, en momentos concretos de contacto social.
7 a 12 años:
- Menos de una hora diaria, incluyendo deberes y uso escolar.
- Dispositivos siempre bajo supervisión.
- Evitar el uso en baños y dormitorios.
- Pactar tiempos y contenidos según la edad.
13 a 16 años:
- Menos de dos horas al día.
- Retrasar el acceso al primer móvil con internet.
- Fomentar el uso de teléfonos sin acceso a redes.
- Establecer controles parentales y rutinas de uso.
Llamado a la acción
La AEP recalca que la responsabilidad no debe recaer solo en las familias. Insta a los gobiernos y al sistema educativo a tomar medidas y considerar el uso excesivo de pantallas como un problema de salud pública.
Desde la Sociedad Canaria de Pediatría de Santa Cruz de Tenerife apoyamos estas recomendaciones y animamos a las familias a crear entornos digitales saludables para nuestros niños y adolescentes.